Tuesday, March 17, 2009

Dictaduras personales


Hay un tipo de persona que siempre me ha fascinado. Aparentemente, son bastante populares y la mayoría del tiempo están felices. Con frecuencia además, si uno se pone a conversar con ellos, éstos cuentan los multiples  halagos que han recibido solo en las últimas veinticuatro horas. De más esta decir que están lejos de ser unos adonis. Sin embargo y para mi estupor, a veces he visto con mis propios ojos las respuesta alabatoria de alguna incauto hacia ellos.

La hipótesis vulgar al respecto es que el tener la auto estima alta reflejan su autoaprecio y amor por sí mismos. Yo no adhiero a esa idea. Creo que ellos establecen una sola manera de relacionarse con ellos y esa es la de situarlos como objetos de veneración.

No es solo que  te repitan los halago recibidos durante su larga vida instaurando el modelo de la relación que se debe establecer con ellos, sino que cualquier otra forma de comunicación no es efectiva. Si, por alguna razón, uno se encuentra tímidamente conversando con ellos y te hacen una pregunta al aire, simplemente no registran la respuesta. Entró alguien, a los lejos, al que debían saludar. O si uno anda mal por algo y te baja por arriesgar confesiones te miran con la vista fija sin desinterés ni empatia y hacen algún comentario que cambia sútilmente el tema.

Entonces es no tener relación o decirles algo bonito Porque ni siqueira es posible que te caigan mal porque como “no son malas personas” seguramente fueron al fuenral del tu abuela si se murió tu abuela o, en el peor de los casos, te pasaron la prueba robada en un examen.

Friday, March 13, 2009

Semimentira fotográfica



Me tienta ver a la fotografía como el contrario de la realidad que enfoca, tal como  la risa mentirosa que aparece rápida en la cara de un hombre impaciente, que espera que acabe  rápido el rito de la foto de rigor en algún evento.

El fotografiado, seguramente, se sentía más indiferente que feliz, pero ni a él mismo, ni al fotografo, ni a la foto –en la cual finalmente aparece sonriendo anchamente- les importa. Lo que importa no es representar al hombre, sino afirmar su felicidad mediante la foto.

Hay algo como la omisión de  medios tonos e incertidumbres en la fotografía.

Siempre se me viene a la mente esa foto de Manuel Álvarez Bravo que se llama “Obrero asesinado”. Frecuentemente, me siento tentada a interpretar la belleza del joven y a juzgar la gratudidad de esa belleza ensangrentada, a preguntarme por su vanalidad. Ahora  pienso en qué incertidumbres niega esa belleza y en qué épica afirmación revela.