Las dos o tres veces que por estar en alguna situación de tesis o evaluación formal, me han hecho algún comentario sobre mi desempaño general como estudiante en la academia, éste no ha tenido solamente un contenido idéntico, sino que ha estado estructurado mediante la misma oración central. El que más recuerdo es el de un informe escrito, pero todos los casos decían algo casi igual a lo que ahí leí: “Paulina tiene un pensamiento original.” Posteriormente, seguían otras ideas medianamente redudantes como las de que mi pensamiento era independiente, que poseía autogestión y otra cosass por el estilo. Pero ninguna de ellas, lograba enmendar el mal gusto que me había engendrado la palabra “original.”
En parte creo que el “original” es, para la academia, parecido al “interesante”, o sea, no es mucho decir, pero además, me pesa un poco pensar lo imporobable del hecho de que a un hombre lo juzguen de original en una situación similar.